Nuevos riesgos para la Salud Laboral

Gerardo L. Argüelles RESPONSABLE DE SALUD LABORAL DE CCOO DE ASTURIAS

OPINIÓN

Un puesto de teletrabajo
Un puesto de teletrabajo XOAN CARLOS GIL

26 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los sindicatos volvemos a manifestarnos con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo (en Oviedo a las 12.30 horas desde la Plaza de América), para reivindicar empleos de calidad y libres de riesgos. 

Hay que poner fin a la lacra de los accidentes laborales y las enfermedades profesionales, y lograr que la seguridad y la salud en el trabajo, que están siendo amenazadas por nuevos factores, como el cambio climático, la digitalización o el envejecimiento, se sitúen en el centro de las políticas públicas. Así lo destaca el manifiesto confederal del 28 de abril. 

El envejecimiento de la población —especialmente acusado en Asturias— nos muestra una fuerza del trabajo cada vez mayor, y ante esta nueva realidad la gestión preventiva debe realizarse teniendo en cuenta la edad, adaptando el trabajo a la persona. 

En cuanto a la digitalización, se ha realizado en la mayoría de los casos a costa del empleo, pero también de la salud de las personas trabajadoras. Es un hecho que la economía de plataformas y la gestión algorítmica incorporan elementos que aumentan los riesgos, sobre todo en el ámbito psicosocial. La monitorización constante, la intensificación del trabajo y la falta de desconexión, acaban provocando serios problemas de salud física y mental

La transición medioambiental quizá sea la más preocupante, porque la actual crisis climática ha incrementado significativamente el riesgo de enfermedades potencialmente mortales. La Organización Internacional del Trabajo alerta de que la crisis climática «sin los controles adecuados, puede aumentar el riesgo de lesiones, enfermedades y muerte de los trabajadores debido al estrés térmico, los fenómenos meteorológicos extremos, la exposición a productos químicos peligrosos, la contaminación atmosférica y las enfermedades infecciosas, entre otros». Hablamos de cáncer, afecciones respiratorias, enfermedades cardiovasculares y efectos sobre la salud psicosocial que ya han sido atribuidos al cambio climático. España es, además, una de las áreas más vulnerables. Por eso el reto climático debe formar parte del debate en la mesa del diálogo social abierta sobre salud y seguridad en el trabajo.

Por otra parte, los datos de la siniestralidad laboral siguen siendo inasumibles: el año pasado se registraron en Asturias 13.350 accidentes de trabajo con baja (20 mortales), por el mero hecho de ir a trabajar. Muchos de ellos por causas prevenibles, como las caídas en altura, golpes o atrapamientos, y otros como los cardiovasculares, que son escasamente tratados desde la prevención de riesgos laborales y vinculadas con las condiciones de trabajo y con la calidad de la prevención. 

Queda mucho por hacer para mejorar la seguridad y salud en las empresas, lo que exige modificaciones estructurales de la normativa de prevención, además del cumplimiento estricto de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y la mejora sustancial de las condiciones de trabajo. En todo caso, es la autoridad laboral la que debe garantizar entornos seguros y saludables.

Los objetivos del sindicato son claros, y debemos subrayarlos ante este 28 de abril: mejorar la calidad de la gestión de la prevención en las empresas; acabar con el subregistro de enfermedades profesionales; y reforzar el marco normativo para la prevención efectiva de los riesgos psicosociales. 

Entendemos también que hay que revisar la normativa en profundidad para integrar la perspectiva de género y eliminar las desigualdades, feminizando el cuadro de enfermedades profesionales. Y que todas estas reformas legales se deben acompañar con un impulso de las políticas públicas activas en materia de prevención, el aumento de los recursos para la Inspección de Trabajo y la creación de juzgados especializados en seguridad y salud en el trabajo.

Tampoco quiero concluir sin hacer una mención específica al amianto, cuya erradicación es un caballo de batalla de CCOO desde hace décadas. Porque sus víctimas llevan más de un año esperando por la aprobación del real decreto que regulará las compensaciones que merecen, una deuda que no podemos acumular por más tiempo.